El texto más antiguo de los israelitas y la salud. Autor Jesús Ben Sirá
Medicina y enfermedad
ECLO 38, 1 -15
Firma
Sabiduría de Jesús hijo de Sirá
Comienza el autor dando al médico el reconocimiento que merece, pero en el providencialismo hebreo que todo lo remite a Dios. Recuerda a Aristóteles hablando de la causa primera, o el famoso númida el africano, Agustín dice todo es causal nada es casual, o el angélico doctor que nos habla de la causa de las causas. El médico pues es el medio usado por Dios para sanar, algunas veces, dice el autor, pues presume que otras lo hace Dios directamente. Es el sentir hebreo. Vuelve a recalcar el autor que las medicinas vienen de Dios. Se llama por primera vez ciencia a la medicina, y a las mezclas de las cosas que sirven para la curación. Un punto importante.
La medicina cura y quita el sufrimiento y ahí aparece el Hesed judío, la misericordia que penetra en lo profundo. Nosotros en la cultura latina usamos el término misericordia (Misercor) o el corazón con el mísero o miserable o débil. El Hesed hebreo es más profundo, los judíos sentían el concepto de la acción divina con más fuerza en su interior. Habla de las virtudes de las cosas curativas y de un farmacéutico que prepara las mezclas. Lo que hace presumir que había médicos y expertos en plantas, aguas, rocas, etc.
Concluye con la paz que trae la medicina, pues al aliviar el dolor permite al hombre tener ese don de la salud que lo hace hábil para todas sus actividades. Nos habla de la paz interior ni de esa que el númida Agustín llamó “la armonía en el orden”
Viene un ciclo de consejos muy interesante. Observemos:
1. No sea negligente en la enfermedad. Hoy se llamaría medicina preventiva o prudencia en el manejo de la salud preventiva.
2. Ruega al altísimo (el Señor) que Él te curará. Regresa a la causa primera. Primero la oración y la súplica a Dios.
3. “Aparta las faltas, endereza las manos” significa colocarse en obediencia a Dios. Quitar las faltas cambiar de conducta llevar vida sana y obediente. Deja tu problema del tabaco, alcohol o mala vida que tu salud empezará a mejorar. Aparta la mentira, las conductas erróneas, las faltas contra los mandatos de Dios. Lleva una vida recta como segura el autor Ben Sirá.
4. “Y de todo pecado purifica el corazón”. Un corazón sucio está enfermo según la creencia judía, pero el análisis moderno lo confirma. El pecado es transgresión. Por ejemplo el que miente se disocia interiormente, engaña y trae sobre sí enemistades y conflictos. Los judíos eran consientes de que si la parte afectiva está sana, la parte somática se sana más fácilmente.
5. Ofrece incienso y esencias de flor de harina, ofrendas, limosnas.
Es coherente la escritura sagrada de los hebreos que pide primero a Dios y luego simboliza la alabanza y la flor de herina, la ofrenda en el templo y después la dimensión humana hacer ofrendar al prójimo. La debilidad de Dios en la escritura son los necesitados, los más pobres. En eso se parece al cristianismo. La dimensión vertical de la cruz que es la raíz en tierra y sube al cielo en amores al Señor tu Dios y la dimensión horizontal el amor al prójimo como así mismo. Hay una relación entre la escritura hebrea y el mandato histórico parecen tener una unidad o una secuencia. Con razón otro texto anota que la caridad cubre multitud de pecados. Es como una reparación y un subsanar la injusticia.
Después del proceso descrito la Biblia manda recurrir luego al médico. Como sexta etapa dice que lo necesitamos y que él tiene la solución. Pero hay algo en la cultura hebrea que dice que el médico también orará y suplicará por su paciente
Conocí al más famoso cirujano cardiovascular de los años 70 el Doctor Antonio Ramírez que oraba por sus pacientes y colocaba un crucifijo detrás. Fue famoso como el mejor y el más hábil de su época. ¿No sería acaso que en oración traía la ayuda de lo alto? Recuerdo a Tata, una ingeniera civil con un tumor que era inoperable. Acudía al neurólogo regularmente, los dolores eran insufribles y le daban analgésicos potentes. Un día ella, mujer creyente abrió la Biblia y leyó el texto (Eclo 38), el médico la interpeló. ¿Y entonces que hacemos Tatica? Ella le tomó de la mano y le dijo repita conmigo: Señor, cumpliendo tu mandato puesto en la palabra suplicó tu sanación para Tata, toca y destruye su tumor, pues nosotros no podemos pero tu si puedes, pues nada es imposible para ti. Amén.
El médico por fortuna era creyente de misa dominical, pero no conocía el texto. Pasaban semanas y Tata no regresaba hasta que el médico la llamo. Ella vino y le dijo que se sentía muy bien, el médico mandó los exámenes pertinentes y el tumor había desaparecido, y tal vez con eso afianzó su fe. Los médicos también suplicarán que los pongan en el camino correcto dice el texto. En Bogotá el Dr. Hernando Bohórquez un veterano médico general relata numerosas curaciones milagrosas con la oración y con la unción del aceite que él mismo colocaba a sus enfermos. El texto hebreo también funcionó entonces en los médicos cristianos católicos y creyentes. Seguramente funcionará en el que crea de buena fe.